viernes, 23 de febrero de 2007

D'zuRdAjes

Y asi empezó a exprezarse la amargura,
la impotencia de contar solo con una...



y...si no?...hagamos ver el contraste en los oscuro...



...de diestros pasados,
a zurdos presentes.
De explicaciones que ni la ciencia encuentra,
hoy, como bien lo decia un gran sabio,
en el continuar de este gran desafío me encuentro...
de zurdajes me sostento,
para no caer en la impotencia,
de no contar con mis dos herramientas.

viernes, 16 de febrero de 2007


"Sería necio que yo aspirara a haceros ver lo invisible, por medio de un discurso lógico. Al artista le toca hacerlo. La lectura de un poema o la contemplación de un cuadro vivientes os darán, mejor que nada, esa consciencia de lo impensable que el razonamiento no alcanza a producir, mucho menos a entregar"




Baudelaire.

Arte Objetual


«El simulacro no es lo que oculta la verdad.
Es la verdad la que oculta que no hay verdad.
El simulacro es verdadero»

No se puede decir de la hiperrealidad que "exista" o "no exista". Simplemente es una forma de describir la información a la que la conciencia es expuesta…



Baudrillard

miércoles, 7 de febrero de 2007

No creo que nos puedan

No sé si queda claro que la única política que puede interesarnos y ser efectivamente operativa es la que puede aplicarse a la vida cotidiana de cada uno de nosotros. De cómo nos manipula el mandato que ha convertido en circuito hechizado nuestro entorno y de cómo podemos arrancarle el corazón de reloj a esa pesadilla.

De cómo crear los ritos, ámbitos y circunstancias a ese alrededor que nos merodea para que las ganas de despertarse cuando nos despertamos tengan ganas de dormirse cuando nos dormimos y para que el transcurso de ese día estemos erguidos sobre una idea descolonizada de nosotros mismos, de cómo caminar al compás de una melodía que tenga tanto poder que nos haga incontenibles.

No estoy mencionando el desencanto de las revoluciones, ni de volver a la cucha de aceptar las cosas como son. Digo que la revuelta está en mi cuarto, en esa calle que arrastra, en la mirada de la persona que simula que te desea.

La militancia pasa hoy por crear nuevos ámbitos de encuentro, por violar las rutinas para que el “después de hora” se produzca continuamente, por inventar discursos y teorías que le den realidad a nuestros sueños. El quilombo no es Nicaragua, está aquí. Si falta algo es sólo que le tengamos ganas.

El psicoanarquismo que impera en algunos ámbitos tiende a atomizar las propuestas alternativas. No hay ganas de que haya movimiento, de mover la mano. Tío se pierde mucho tiempo en discutir el problema del autoritarismo, el liderazgo, la independencia. En vez de carpinterear, mandarse una de construir barcos, aviones, cuevas, clubes.

Ya es hora de tener una aventura. El peregrinaje por el aburrimiento, la depresión, el “no sé que hacer con mi pareja”, o el “en este país no se puede” o el grito de fracaso que dice “me quedo en mi casa”, mañana no tendrá ningún adepto.

Al mundo lo vamos a romper así como está. No queremos cambiarlo.

Quiero vivir como se le cante a la melodía que me baila. Sólo por elegancia hay que levantar el ánimo como si fuera un arma cargada y apuntarle al mundo.

Quizá haya que bajar línea y salir a decir: no se esclavicen a la responsabilidad. No trabajes en la fábrica que fabrica tu taradez, no hagan pactos de mierda, no derritan el fuego.

Salgamos a brillar. Los soles que nos alimentan no están administrados. Lo peor que nos puede pasar es que un día un cáncer se enamore de nuestras células. Pero ese es el problema de algún día, no el de hoy.


El problema que tenemos, el único, es como hacemos para desentendernos.

Y, la verdad, te digo lo que siento, no creo que nos puedan.

Enrique Symos.

D'arT



Cuando el verbo flamígero afirma: en lo interior del hombre reside la verdad.
Desazón apasionada….
¿Podemos admitir un arte impersonal?...¿Cabe siquiera hablar de un arte impasible?. La negación del fervor apasionado como elemento esencial del arte llega a mutilaciones tan inquietantes como temerarias.
…las pasiones merecen reverencias: no deben, no pueden ser suscitadas en vista de las mezquinas compensaciones de la humanidad o de sus todavía más mezquinos elogios.
Pasión pues, enardecida en el contraste entre sueño y realidad, entre arte y crudeza existencial.
“¿Cómo podía ser de otro modo para quien sentía como exigencia primera, el imperativo de ser fiel a su nobleza espiritual?"



José León Pagano

Elo'es




Se dice que de grises está hecha la vida,
pero que no nos asuste si las nubes se aventuran!
Se presentan ante el agua que limpiará la escala confusa.
Agua que aclara, nubes que matizan…
Y ¿yo?...saboreando los matices.
Anublándome en su mínima diferencia de particular presencia.
Y fascinada en su particular, me quedo allí…

Luego de rosar su pigmento, añado otro,
al instante su presencia se vuelca en lo efímero del particular…
Y debo seguir...¿Cómo?...
Desconozco, dudo.
Mi exigencia de llegar a en profundidad
me impide ver toda la amplitud del espectro.
Y si …el mayor enemigo,
y sutil amigo del hombre se hace presente: miedo.

Quiero que seas mi sutil amigo,
¡déjala cruzarte!
Hoy no es tiempos de “comos analíticos”,
Sino de enriquecerse desde dentro,
en los matices del sentimiento.

martes, 6 de febrero de 2007

El filósofo, el místico y la tormenta


Un relámpago no ilumina tu camino, no te sirve como si fuera una lámpara en tu mano; sólo te da un fogonazo, un vislumbre del camino que tienes por delante. Pero ese vislumbre es precioso; ahora tus pies estarán firmes, ahora serás fuerte, ahora tu determinación de alcanzar tu destino se verá fortalecida. Haz visto el camino, sabes que está ahí y no deambulas sin dirección. Un fogonazo de luz y vislumbrarás el camino que tienes que recorrer y el templo que es el destino de tu viaje.

He oído una historia de dos hombres que se perdieron en el bosque una noche muy oscura. Era un bosque muy peligroso, lleno de animales salvajes, muy denso y rodeado de oscuridad. Uno de los hombres era un filósofo y el otro era un místico. De repente estalló una tormenta, las nubes se abrían y había grandes relámpagos. El filósofo miraba al cielo, el místico mantenía la vista en el camino. En ese momento hubo un relámpago y el sendero se iluminó delante de ellos. El filósofo miró al relámpago y se preguntó: "¿Qué está pasando?", perdiendo así el camino.

Tú estás perdido en un bosque aún más denso que el de esta historia. La noche es más oscura. A veces viene un relámpago: debes mirar al sendero. Chuan Tzu es un relámpago, Buda es un relámpago, yo soy un relámpago. No me mires a mí, mira al sendero. Si me miras a mí, perderás tu oportunidad, porque el relámpago no se volverá a repetir. Sólo dura un momento, y los momentos en los que la eternidad penetra en el tiempo son muy escasos; son como relámpagos. Y cuando empieces a vivir, las cosas ordinarias adquieren una belleza extraordinaria. Cosas pequeñas - la vida consiste en cosas pequeñas - pero cuando les aportas la cualidad de un amor intenso y
apasionado se transforman, se vuelven luminosas.

OSHO

viernes, 2 de febrero de 2007

Acaso sea lícito afirmar que todo niño que juega se conduce como poeta, creándose un propio mundo…situándolo como loas cosas de su mundo en un orden nuevo, a pesar de la carga de afecto que lo satura, el niño gusta de apoyar los objetos y circunstancias tangibles y visibles del mundo real.
…el poeta hace lo mismo que el niño que juega: crea un mundo fantástico y lo toma muy en serio, esto se siente muy íntimamente ligado a él, aunque sin dejar de diferenciarlo resueltamente de la realidad.
Pero de esta irrealidad del mundo poético nacen consecuencias muy importantes, pues mucho de lo que siendo real no podría procurar placer ninguno, puede procurarlo como juego de fantasía y muchas emociones en si mismas pueden convertirse en una fuente de placer para el auditorio del poeta.
…Cada fantasía es una satisfacción de deseos, una rectificación de la realidad insatisfactoria…

El Juego

La mano es solo un rayo digital de la justicia.
Ningún espacio cede su propia causa cierta y cada mundo asciende
su encandilado sitio entre los mundos”



Lucía Carmona.